Día 5: Cruzando a Alemania
Estrasburgo
Despertamos pronto para preparar las maletas, vestirnos y bajar antes de las 9 de la mañana al parking para no exceder de las horas permitidas. Sacamos el coche del parking y fuimos a buscar un lugar en la calle, ya que al ser Domingo, aparcar en la calle era gratuito.
Tuvimos suerte y encontramos una plaza libre en la calle "Quai des Bateliers", estaba muy cerca de la Catedral. Teníamos intención de entrar dentro, ya que habíamos leído que merecía mucho la pena, lamentablemente, el guardia no nos dejó pasar, nos comentaron que hasta las 13:00, la entrada estaba limitada a los ciudadanos y no a los turistas. Tuvimos que conformarnos con verlo por fuera y gracias a la luz del día pudimos apreciar todos los detalles de su fachada:

En la plaza encontramos otro de los edificios más importantes de la ciudad, es la Casa Kammerzell, una casa que tiene 75 ventanas y una fachada típica alsaciana:

Después de la visita a la plaza principal, continuamos el camino hasta llegar a la "Petite France", recorrer esta parte de la ciudad es una de las cosas más recomendables que podéis hacer:

Desde cualquier punto de este rincón de la ciudad, obtendréis unas vistas espectaculares:

Llegamos hasta los Ponts Couverts, donde ayer pudimos presenciar el espectaculo de luces, es uno de los iconos de la ciudad, como íbamos bien de tiempo, subimos a la parte superior de los puentes para tener una panorámica de la ciudad:

Las vistas desde arriba:

Después del pequeño paseo, volvimos al coche y pusimos rumbo a Alemania, comenzamos la ruta cruzando la frontera hasta llegar a Heidelberg.
Llevábamos un rato conduciendo por la autopista, mientras veíamos carteles que indicaban que estábamos atravesando La línea Maginot. Es una muralla fortificada construida por Francia a lo largo de toda la frontera con Alemania e Italia. El objetivo era intentar frenar el ataque desde Alemania y así obligar a entrar al enemigo desde Bélgica o Suiza y poder concentrar sus defensas. La línea Maginot la comprenden 108 fuertes principales y nosotros ante la posibilidad de ver uno de ellos, nos desviamos un poco de la ruta para llegar a uno de los más importantes de la zona, El Fuerte Schoenenbourg. Fue el fuerte que más bombardeos recibió durante la Segunda Guerra Mundial, se estiman cerca de 17.000 impactos.
Cometimos el error de no llegar a la hora que estaban estimadas las visitas, llegamos 5 minutos tarde de la última excursión y es que una de las peculiaridades que tiene el fuerte es su horario, a las 11:00 era su última visita de la mañana hasta las 13:00. Os recomendamos que consultéis el horario antes de ir desde el siguiente Link.

Trate de convencer a la señora de que me dejara pasar por libre y poder ver el fuerte por dentro, después de 5 minutos hablando en alemán y tras decirle que veníamos de muy lejos para verlo, que por cinco minutos nos dejase pasar, la convencemos, accede a dejarnos pasar, pero el día no empezaría bien, nos dejamos la cartera en el coche... de camino valoramos si la visita merecería o no la pena y tras debatirlo, creímos conveniente continuar la marcha y conformarnos con haber visto al menos la recepción por dentro:

Continuamos el camino hasta llegar a Heidelberg haciendo uso de las famosas Autobahn. Resulta muy curioso por primera vez ya que hay zonas que están limitadas a una determinada velocidad, sin embargo, cuando la zona limitada se acaba, confían en que sea el conductor el que tenga la potestad de decidir a cuánto ha de ir dependiendo de las diferentes condiciones que puede encontrarse uno en la vía.
Heidelberg
Llegamos a Heidelberg y tras intentar aparcar el coche en la calle, tuvismos que meterlo en uno de los parkings privados de la ciudad. Tened cuidado ya que si tratáis de aparcar en la calle, hay muchos lugares en los que no se puede estacionar. Recordaré siempre la "amable" respuesta que me dió un guardia al preguntarle si podía o no aparcar el coche en el primer hueco que vimos, fue tajante: "Parken ist verboten!" (aparcar está prohibido), así que como os comentamos, tened cuidado de dónde aparcáis.
Os dejamos un mapa de la ciudad que seguro os será de utilidad:

Nada más salir del parking, caminando unos pocos metros, llegamos a la Karlsplatz, llamada así en honor al Duque Carlos Federico de Baden:

Continuamos avanzando por la calle principal hasta llegar a la Fischmarkt, en la que encontraremos la Iglesia Heiliggeistkirche, el ayuntamiento y una estatua de Hércules:

Una de las cosas que más nos gustó fueron los edificios que rodeaban la plaza:

Casi sin darnos cuenta vimos que era hora de comer y como la plaza nos encantó, decidimos comer en una de las terrazas de la plaza, concretamente en el restaurante Bierbretzel donde pedimos una ensalada César y un Schnitzel de carne de res con salsa de setas. Justo antes de pedir lo que queríamos comer, se nos sentó una amable anciana sofocada del calor que hacía, la cual nos pidió permiso si podía sentarse en nuestra mesa. Para nuestro asombro, aprovechó que la camarera estaba cogiéndonos nota para pedir otra ensalada! Nos pareció algo muy curioso que se nos sentase a nuestro lado! Estuvimos hablando un poco con ella mientras disfrutábamos de la comida:

Después de la comida, dimos una vuelta por la avenida principal para después rodearla y llegar al Alte Brücke, el puente antiguo de Heidelberg, el cual en su entrada tiene una de las puertas medievales más bonitas de Europa, pero esta vez estaba en obras y tuvimos que conformarnos con las vistas hacia el castillo:

Después de la visita, volvimos al parking y pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: Mainz.
Mainz
Conseguimos aparcar en la calle de forma gratuita y sin muchas complicaciones. Mainz es conocida, entre otras cosas, por ser el lugar de nacimiento/defunción de Johannes Gutenberg, creador de la imprenta. En la ciudad hay multitud de detalles en honor a su nombre y como él fue el pionero en el oficio familiar, no pudimos resistirnos a parar. Os dejamos un plano de Mainz:

El parking se encontraba muy cerca de uno de los edificios más característicos de la ciudad, el Museo de Gutenberg:

Justo al lado del museo, hay un edificio dedicado a las diferentes versiones y modelos de máquinas de imprimir que a lo largo de la historia se han creado. Por fin estábamos de suerte, quedaban pocos minutos para el cierre cuando llegamos y tuvimos la suerte de que nos dejaron pasar. Es una tienda y museo de 2 plantas donde encontraremos diferentes máquinas de imprimir:

Estabamos prácticamente solos en el museo y pudimos verlo sin problemas hasta que la de seguridad nos llamó la atención por haber sacado fotos dentro:

Después de la visita, con un calor sofocante, entramos a la plaza central de la ciudad. Está rodeada de edificios que llaman la atención y a cada cual más bonito.

A nuestras espaldas tenemos la Catedral de Mainz, cuya construcción data del año 975.

Tras la visita, volvimos al coche y continuamos la ruta con la siguiente parada: Bacharach
Bacharach
Entramos en la región de los castillos del Rin y Bacharach es uno de los pueblos de cuento donde hacer una parada es obligatoria. En multitud de revistas de guías de viaje, hemos visto siempre la panorámica del pueblo desde lo alto, donde se ve la Peterskirche desde los viñedos y allí fuimos directos, pusimos en el GPS las coordenadas y comenzamos a subir por el sendero. No veíamos muchos coches que se atrevieran a conducir por esa carretera, por lo que íbamos con algo de miedo. Llegamos hasta un ensanche donde dejamos el coche aparcado y continuamos unos pocos metros caminando. Subimos a lo alto de los viñedos y obtuvimos una vista mágica de todo el valle.

Bajamos de los viñedos y nos acercamos para tener una mejor imagen de la iglesia:

Volvimos al coche, retrocedimos lo subido y entramos al pueblo, es bastante pequeño pero aun así merece la pena perderse por sus calles:


Tras la breve visita y antes de llegar a Coblenza, nuestro punto final del día de hoy, nos detuvimos en el Castillo Pfalzgrafenstein. Victor Hugo definió el castillo como "el barco de piedra eternamente anclado sobre la tierra" y efectivamente, el castillo parece que está construido sobre un barco en medio del Rin:

Coblenza
Nos alojámos en el hotel B&B Koblenz, no tuvimos mayor problema para aparcar, además se encontraba a pocos minutos caminando del centro de la ciudad, unicamente había que cruzar el puente que une el hotel con el casco antiguo. Subimos a la habitación a dejar las maletas y la primera impresión fue muy buena, el hotel para lo que habíamos pagado a diferencia de los anteriores estaba muy bien. Dejamos las maletas y fuimos al centro a cenar algo. A pesar de ser agosto, lo único que teníamos abierto era un McDonalds, así que tuvimos que conformarnos con cenar unas hamburguesas y volver al hotel a descansar.