Día 7: Kinderdijk
Colonia
Despertamos sobre las 9:00, ya que antes de coger el coche y prepararnos para salir hacia Holanda, necesitábamos parar en un supermercado a comprar provisiones para llenar la nevera. Así pues, bajamos a la recepción y solicitamos que nos dejasen guardar las maletas hasta que acercáramos el coche después de hacer las compras. Accedieron amablemente y no pusieron la menor pega.
Ya en la calle nos dirigimos hacia el supermercado de la cadena Rewe, donde experimentamos el "arte" del reciclaje que hay en Alemania. En cada supermercado existe una máquina que permite introducir botellas de plastico de diferentes medidas y posteriormente genera un ticket que al pasar por la caja te descuenta 0'30€ por cada botella reciclada. Es un avance, ya que de cierta forma obtienes un beneficio económico y no se ve suciedad por la calle.
Después del experimento y tras haber hecho las compras y haber cogido las maletas, emprendimos el viaje hacia Kinderdjik.
Después de recorrer unos kilómetros tras haber cruzado la frontera con Holanda, vimos en el mapa que nos indicaba la presencia de una serie de Búnkers de la IIGM, los cuales llaman la atención porque están cortados en dos. Fue una idea que la llevó a cabo el estudio holandés RAAAF y Atelier de Lyon. Utilizaron una cortadora de diamante capaz de penetrar la estructura de hormigón. La obra duró 40 días, fue uno de los 700 búnkers construidos en territorio holandés entre el 1815 y 1940. Éste en concreto, se utilizó en la IIGM y hoy día es Patrimonio Mundial de la UNESCO:

Después de la breve parada, continuamos el camino por unas carreteras estrechar por donde a duras penas entraban dos coches y para más complicaciones, debía pasar un carril bici por uno de los laterales! No son carreteras complicadas para conducir, pero sí hay que tener muy en cuenta que el espacio es reducido y en ocasiones hay que estar más atentos con los ciclistas que con los vehículos en cuestión.
Kinderdjik
Tras varios kilómetros, llegamos al pueblo de Kinderdjik, donde nada más entrar a él pudimos observar los primeros carteles que indican las zonas donde no se pueden dejar los vehículos y muchas otras donde se pueden alquilar bicicletas para hacer el circuito completo.
En nuestro caso lo que hicimos fue aparcar en la entrada al recinto, donde cobran una entrada de 5€ por aparcar en la que incluye una bebida y qué queréis que os contemos, pero en pleno agosto y rozando los 40ºC, se agradece el detalle.
Precio: 5€ por vehículo.
Horario: De martes a domingo de 10:00h a 17:00h.
Durante vacaciones escolares, todos los días de 10:00h a 17:00h.
Kinderdjik es un pueblo que durante años dependió de dos ayuntamientos y es mundialmente conocida por tener 19 molinos construidos sobre 1740, formando un gran sistema de gestión de agua con el fin de prevenir las inundaciones. Está considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Nada más atravesar el primer dique, damos de lleno con el primero de los molinos de la zona. Es un recinto precioso, el lago con los nenúfares y los molinos, forman una postal de viaje ideal.

Tras caminar unos pasos, vemos los primeros muelles donde los visitantes aprovechan para alimentar a los patos y los había quienes también se daban un chapuzón aprovechando el calor.

Cruzamos el primero de los puentes que da acceso a uno de los molinos visitables por dentro, donde nos explicarán cómo funcionan los mismos.

Precio: Adultos 8€ | Menores 5€.
Compra de tickets: Link
En la tienda de la entrada al recinto habíamos comprado un molino a modo de recuerdo y la aprovechamos para juntarla al paisaje que teníamos en frente:

Es un paisaje de película:

Había quien residía en los molinos y tenía su propia barca amarrada al muelle y estos niños aprovecharon la oportunidad para sacar la barca de paseo por los canales:

Llegamos al final del camino donde se puede apreciar la última hilera de molinos:

Después de unas 3 horas de recorrido, volvimos a la entrada donde aprovechamos para comer un sandwich en la cafetería de la entrada antes de emprender la ruta hasta llegar a Amberes.
Amberes
Habíamos reservado habitación en el hotel Antwerp Inn Hotel, estaba bastante céntrico, aunque la única pega que le podemos poner es que no tenía parking y que lo tuvimos que dejar en uno cercano al hotel por 26€ el día.
Después de dejar las maletas, el recepcionista, muy amablemente, trató de explicarnos qué era lo que no nos podíamos perder de la ciudad. En primer lugar nos recomendó visitar la estación de tren, así que allí fuimos:

Nos decidimos a entrar a la estación y nos sorprendió muchísimo, no esperábamos que fuera tan bonita por dentro:

Tras la visita, continuamos hasta la plaza del ayuntamiento y nos encontramos con que toda la ciudad se encontraba en obras, eran muy pocos los edificios que no tenían andamios rodeando la fachada, por lo que nos quedamos con un sabor bastante amargo de nuestra visita a la ciudad, aun así tratamos de sacar partido a lo máximo posible.
Según cuenta la leyenda de la ciudad, existía un gigante llamado Druoon Antigoon que controlaba todo el tránsito de barcos que entraba y salía de la ciudad. A todo aquel marinero que no le alcanzara la suma de dinero para pagar un peaje que el mismo gigante se había inventado, él mismo les cortaba la mano y la arrojaba al rio Escalda.
Muchos marineros temían a entrar a Amberes hasta que tiempo después el capitán del ejército romano Silvio Brabo, que decidió luchar contra el gigante aplicándole el "ojo por ojo" le cortó la mano y la lanzó al Escalda.
A pesar de que en español la traducción sea Amberes, la ciudad se denomina Antwerpen, que la traducción literal del nombre es "Lanzar la mano". Aquí podéis ver la escultura a Silvio que está en medio de la Grote Markt:

El ayuntamiento estaba completamente tapado por andamios y no pudimos disfrutar como hubiéramos querido, aun así continuamos hasta llegar a la catedral. Mientras bajabamos hacia ella, no podíamos parar de mirar los edificios de alrededor:

Llegamos a la catedral y por si no fuera mala la suerte que estábamos teniendo al ver todo en obras, la catedral estaba cerrada, tuvimos que conformarnos con verla por fuera:

A los pies de la catedral nos encontramos con otra escultura que tiene mucha historia, se trata de la historia de "Nello y Pastrache, un perro de Flandes", que es obra de Marie Louise de la Ramee. La historia cuenta como Nello, un niño huérfano desde que su madre falleciera en las Ardenas, se encuentra con Pastrache, un perro que se convertirá en su amigo inseparable, recomendamos mucho la lectura del libro que narra la historia:

Después de la visita, nos fuimos hasta el puerto, que es el lugar donde aprovechan para juntarse los diferentes grupos de amigos:

Aprovechamos que iba siendo hora de cenar y que en la plaza de la catedral hay diferentes restaurantes para escoger uno de ellos. Después de la cena, volvimos al hotel para descansar.