Día 2: Limoges - Mulhouse
Limoges
A pesar del calor y del ruido del ventilador, conseguimos descansar algo, nos preparamos para bajar el equipaje al coche y aprovechamos que la nevera aun estaba fría, para desayunar unos batidos y un zumo que habíamos traido.
Teníamos 630 Km hasta llegar a Mulhouse, unas 6 horas y media de viaje por delante, así que después de desayunar, pusimos rumbo a Mulhouse.
Despues de unas horas conduciendo, paramos en un supermercado para comprar hielos para la nevera. Puede parecer algo sencillo, pero es realmente complicado encontrar hielos en los supermercados de Francia. Después de hacer unas compras y rellenar la nevera, paramos a comer. Durante la ruta no vimos ningún otro pueblo interesante donde detenernos hasta llegar a Mulhouse. Asi que tras un par de horas más, llegamos a la ciudad.
Mulhouse
Es una ciudad situada muy cerca de la frontera con Suiza y Alemania, es la ciudad más grande de la región por detrás de Estrasburgo. Es la primera ciudad comenzando la ruta desde el sur hacia el norte que recomendamos visitar de la región de Alsacia.
Reservamos una habitación en el hotel B&B Mulhouse Centre, con parking. El acceso al hotel es bastante sencillo, además se puede parar el coche en la puerta, descargar las maletas e ir al parking que está situado en la acera opuesta al hotel. Seguimos las indicaciones del recepcionista para llegar y lo hicimos sin ningún problema.
Subimos a la habitación y no tenía nada que ver con la de Limoges, esta habitación estaba impecable, con una sensación de frescor y además con aire acondicionado.
Después de una ducha para despejarnos, eran las 18:00 cuando salimos en dirección al centro de la ciudad. A pesar de ser la segunda más grande de la región, todo lo interesante se encuentra cerca, por lo que no nos llevará mucho tiempo visitarla.
Os dejamos un mapa con las zonas de aparcamiento, por si queréis evitar los parkings de pago:

Tras caminar unos 10 minutos y siguiendo las indicaciones del recepcionista del hotel, llegamos a la plaza de la Reunión, donde nos encontramos con el ayuntamiento antiguo que nos dejó impresionados con su belleza:


Al lado del ayuntamiento, se encuentra la iglesia de Saint Etienne, a cuya cúpula es posible subir para obtener unas vistas de pájaro de la plaza. Nosotros no tuvimos la suerte de poder entrar ya que la iglesia se encontraba cerrada.

Las casas que rodean la plaza nos dan la sensación de estar en un pueblo de cuento:

Desde la plaza desembocan varias avenidas repletas de tiendas y comercios:

Eran cerca de las 20:30 y como es costumbre en Francia, se comienza a cenar relativamente pronto, por lo que fuimos en busca de un restaurante donde poder comer algo antes de volver al hotel. Cenamos en el bar La Cant' Inn, una hamburguesa y un plato de patatas con pollo al curry, buenísimas:

Después de la cena, volvimos a la habitación del hotel, habían sido dos días bastante duros de viaje y necesitábamos cargar las pilas para lo que nos esperaba.