Día 2: De Nantes a Saint Michel

Nantes

Amanecemos en Nantes a las 8 de la mañana, animados con el gran viaje que nos espera por delante, desayunamos para coger fuerzas y tras una ducha rápida, decidimos emprender el camino. Ayer como fue domingo, no había que pagar la zona azul y tuvimos la suerte de aparcar justo en frente del hotel, pero había que salir antes de las 9 porque comenzaba la hora a partir de la cual había que pagar y nos jugábamos la multa.
Una vez preparados y con el maletero cargado, el primer paso fue ir a repostar para evitar tener que parar más adelante y además aprovechamos para rellenar la nevera con comida, bebida e hielos. Todo listo, comenzamos el camino, Google Maps en mano y con destino a Missillac.

Missillac

Decidimos ir al castillo de Missillac, todo con la ayuda de Google Street View, lo típico que estas en casa, ves la imagen y dices, ¿dónde será? Pues basta con poner el muñequito y ver dónde se ubica el castillo, ver donde se puede aparcar y ahí fuimos!

Cuando llegamos al aparcamiento más cercano al castillo, nos dimos cuenta que estábamos en una zona de campos de golf, ojo, vaya campos de golf, un restaurante de un nivel impresionante! Y sí, ahí estábamos nosotros, sacando de nuestra nevera algo para beber, nuestras pintas de domingueros, con una cámara de fotos y el móvil siguiendo la ruta de Google Maps andando.

Al fin encontramos el castillo, la verdad que era muy bonito, la entrada estaba cerrada porque sólo permitían visitas a partir de las 11:00 y eran las 10, no teníamos tiempo de visitarlo por dentro, tuvimos que conformarnos con verlo por fuera y no nos decepcionó:

Cuando vimos el castillo y tras haber sacado un montón de fotos para poder tener la mejor captura posible, continuamos el camino a nuestra siguiente parada, Rochefort en Terre.

Rochefort en Terre

Vimos en varios blogs de Internet, según preparábamos la ruta, que era una pequeña ciudad con un encanto especial, buscamos imágenes y la verdad que no dudamos ni un instante, había que parar sí o sí.
Aparcamos en un parking a la entrada de la ciudad, en uno de pago que costaba alrededor de 2€ la hora, situado en la zona 3, en Place Saint Michel. La zona de la Rue Gaslin era gratuita. Lo podéis ver en la siguiente imagen:

Caminamos a la entrada del pueblo y según bajamos del coche nos quedamos alucinados con la belleza de la ciudad. Impoluta, pero llena de gente, todo muy cuidado y colorido, la verdad que merece la pena parar a visitarla al menos durante una hora.

Subimos y directamente nos vemos inmersos en el casco antiguo de la ciudad, con las casitas de madera y llenas de flores de colores.

Continuamos nuestro camino hasta llegar al castillo de la pequeña ciudad:

Es una ciudad que merece la pena que nos detengamos al menos una hora a contemplarla, es pequeñita y lo más característico se ve muy rápido. Volvimos a nuestro coche y arrancamos con destino Vannes.

Vannes

Llegamos a la ciudad de Vannes y el cielo nos jugaría una mala pasada, se vistió de un gris oscuro y temíamos lo peor, pero bueno, decidimos arriesgar y ver la ciudad. Previo al viaje habíamos localizado la mayoría de parkings gratuitos de todas aquellas ciudades que íbamos a parar a ver y esta ocasión no iba a ser menos. Localizamos un parking lo suficientemente cerca del casco antiguo como para que bajando una cuesta pequeñita estuviéramos a los pies de la entrada a las murallas de la vieja ciudad. Esta situado en la rue Jehan de Bazvalan "Parking St. Joseph".

Nada más llegar a la entrada a la zona amurallada pudimos apreciar los jardines que rodean la ciudad. Todo muy colorido, aunque el cielo no nos acompañase mucho:

Continuamos visitando la plaza de la iglesia, nos pareció una ciudad de lo más turística con muchos puntos en los que comprar souvenires y recuerdos.

Una vez visitada la vieja ciudad, seguimos el camino hacia Josselin, ya que eran las 13:00 y se haría tarde para comer.

Josselin

Llegamos a Josselin a eso de las 14:40, bajamos a la orilla del rio para tener una buena imagen del imponente castillo.

Dimos una vuelta y decidimos prepararnos unos bocadillos para comer y descansar en el parque que está a los pies del castillo.

Queríamos visitar el castillo por dentro, pero estaba cerrado y teníamos que esperar a que abrieran. Aún así, el pueblo es encantador:

Después de dar una vuelta por el pueblo pensamos... "Si nos vamos ya… podemos llegar a ver Saint Malo", a pesar de que inicialmente lo teníamos descartado por falta de tiempo, así que dicho y hecho.
Cogimos el coche a las 15:30 y pusimos rumbo a Dinan.

Dinan

Llegamos a Dinan a eso de las 16:30 y el cielo pareció darnos tregua, se fue toda esa nube gris para dar paso a un cielo azul.
Aparcamos el coche en una zona que era como un vecindario privado. Nos arriesgaríamos a dejar el coche ahí, ya que solo queríamos captar una panorámica a vista de pájaro de la ciudad y ese lugar nos permitía que, dando unos pocos pasos, pudiéramos contemplar la panorámica de toda la ciudad.
Nos asomamos al mirador y las vistas eran preciosas, estábamos a una altura que imponía mucho y desde la cual se podía ver el puerto de Dinan.

Dimos una vuelta por la ciudad para poder ver el casco antiguo, con lo primero que nos topamos fue con la torre del reloj, es posible subir a ella:

Anduvimos por la acera empedrada hasta llegar al casco histórico, la verdad que es una preciosidad de ciudad, sus callejuelas llenas de comercios con sus productos a pie de calle, productos caseros en todas las tiendas.

Continuamos la ruta hasta dar con la iglesia Saint Malo:

Llegados a este punto, eran las 17:30, pensamos que era demasiado pronto para llegar a Saint Michel y tendríamos que esperar mucho hasta el anochecer, por lo que dijimos… ¿Por qué no vamos a Saint Malo?
No lo dudamos ni un instante y allí fuimos, montar en el coche y directos a Saint Malo.

Saint Malo

Llegamos a Saint Malo a las 18:15, como lo teníamos descartado, no habíamos mirado mucho sobre dónde aparcar, así que decidimos aparcar en el parking de la entrada al puerto.
Lo primero que hicimos fue ir a la oficina de turismo y conseguir un mapa, necesitábamos algo para saber qué ver, por dónde debíamos movernos, etc.
Muy cerca del puerto hay una oficina de turismo, justo a la entrada de la ciudad amurallada:

Con el mapa en la mano decidimos entrar dentro de la ciudad amurallada. Nos gustó muchísimo, las imágenes que vimos por internet no hacían justicia a lo bonito que era aquello.

Nos encontramos con la entrada a la playa, además había marea baja, esto nos iba a permitir poder acceder caminando por la arena al fuerte del Petit Be y al fuerte nacional:

Había que pagar una entrada por visitar el fuerte por dentro y decidimos conformarnos con la vista que nos proporcionaba esa posición privilegiada de lo que es Saint Malo:

Volvimos tras nuestros pasos y nos adentramos en los intramuros y dimos una vuelta por las cercanías del muro para poder captar la esencia de la ciudad. Nos asomamos al torreón y pudimos apreciar a lo lejos el lugar desde el que veníamos, el fuerte de Petit Be:

Desde arriba se podían apreciar las fortificaciones de la ciudad y sus cañones para evitar una invasión.

Queríamos llegar a ver la cúpula de la iglesia que sobresalía por todo el skyline de Saint Malo.>De camino a la iglesia, vimos el típico tren que recorre la ciudad para los turistas, nos pareció muy gracioso ver cómo un tren tan pequeñito se movía por las callejuelas de la ciudad.

Y por fin llegamos a la iglesia de Saint Malo:

Eran las 19:30 cuando nos dimos cuenta de que quizá iba siendo hora de ir hacia Saint Michel y por fin así cumplir un “sueño” que era poder ver el anochecer en Saint Michel.

Saint Michel

Reservamos una habitación en una casa particular a pocos kilómetros de la abadía de Saint Michel, habíamos leído en la página de reservas de alojamientos que era un poco complicado llegar a la casa, según comentaba la gente, al indicarle a Google Maps la dirección, no nos llevaba al lugar adecuado, por lo que teníamos un poco de miedo.
Fuimos hacia allí, si bien es cierto, nos costó un poco encontrar la casa, pero vamos, nada fuera de lo normal, era una mansión a escasos 10-15 minutos en coche del Mont Saint Michel.
La casa concretamente es esta: Mamoucafecouette. La escogimos principalmente por precio, pero he de deciros que si mañana volvemos, reservaríamos la misma habitación. La mujer de la casa es un encanto, nos trató mejor imposible, la habitación una verdadera pasada, si sois muy reservados, no tenéis problemas de ningún tipo ya que está en un segundo piso y es una buhardilla que tiene otra habitación colindante en la cual tenemos un sofá, el baño y la ducha. Todo perfecto, equipado perfectamente.
Nos dimos una ducha rápida y cámara en mano fuimos al piso inferior. Le comentamos a la dueña nuestras intenciones, ir a Saint Michel para ver el anochecer y volver a eso de las 23:00. Ella nos respondió que se acostaba temprano ya que al día siguiente tenía que preparar el desayuno. Total, que nos dejó las llaves del portón de la entrada y la puerta de casa entreabierta para que pudiéramos entrar al volver.
Nos montamos en el coche y bajamos por un camino realmente en malas condiciones y enfilamos siguiendo los letreros hasta llegar a la entrada a Saint Michel.
Llegamos al acceso previo a Saint Michel, aparcamos en uno de los parkings que hay específicos para turistas. Cabe destacar que a partir de las 20:00 el parking es gratuito. Hay otra serie de parkings pero son de uso exclusivo para los que se alojan en los hoteles/campings.
Bajamos del coche y caminamos sin perder tiempo puesto que la noche estaba cayendo y el viento que soplaba en pleno agosto era tan frio que estábamos congelados!
Después de una media hora andando, por fin, pudimos detenernos y quedarnos con cara de tontos asombrados ante el Mont Saint Michel.

Hacía demasiado frio como para acercarnos más, el viento, aunque no os lo creáis, era impresionante.
Decidimos dar media vuelta y volver, teníamos que descansar y mañana madrugar para poder visitar la abadía por dentro.
Según hacia el coche, veíamos autobuses pasar y nos moríamos de envidia, nosotros con un frio que ya no sentíamos los dedos y ellos en autobús. Una vez llegamos al parking, tuve la brillante idea de preguntar al chófer de uno de ellos, cuánto costaba montar en el autobús que te deja a los pies del Mont Saint Michel. A lo que él me respondió “It’s free”. Imaginaos nuestras caras cuando nos dijo “free”, vaya sensación de tontos se nos quedó, nosotros pasando frio… total que a todo correr nos metimos en el coche, encendimos la calefacción y directos a casa.
Llegamos sin problemas, nos dejó todo tal y como nos había comentado, con la puerta entreabierta para que entrásemos. Tratamos de no hacer ruidos, ya que ellos estarían durmiendo, no me preguntéis dónde porque la verdad que ni nos enteramos.
Parecía que en lugar de una habitación habíamos reservado la casa entera. Nos metimos en la cama y a descansar, que al día siguiente a las 7:15 nos despertábamos para que nos diera tiempo a visitar todo lo que teníamos previsto.
La ruta del día fue la siguiente: