Día 1: Salzburgo
Nuestro viaje comienza de madrugada, cogímos el coche con destino al aeropuerto de Bilbao en torno a las 5 de la mañana, ya que nuestro vuelo era el primero en salir y debíamos hacer el check-in 1 hora y media antes del vuelo.
Una vez hecho el Check-in y tras 2 horas y 30 minutos llegamos al aeropuerto de Viena. Habíamos reservado un coche de alquiler con Sixt, que era el que mejor precio nos ofrecía para 7 días con entrega en el mismo aeropuerto, ya que haríamos una ruta circular. Llegamos a las 9:30 y como aun nos quedaban 30 minutos para la recogida, aprovechamos para tomar un café y cargar pilas para resistir el día que teníamos por delante. Compramos unas provisiones en uno de los supermercados del aeropuerto para ahorrar tiempo durante el viaje evitando el tener que parar y buscar un sitio donde comer.
A escasos minutos antes de la recogida, desde la aplicación de Sixt me llega una notificación la cual nos notifica que podemos elegir el coche y dejarlo reservado para que no nos lo quitasen, dicho y hecho, aprovechamos la ventaja de tener la aplicación y escogimos un Opel Mokka con GPS incorporado y con la viñeta electrónica incluida (necesaria para circular por las autopistas del país). Tras recoger el coche, ponemos en el GPS nuestra primera parada, Dürnstein.
Dürnstein
Después de poco más de 1 hora llegamos a Dürnstein, hacía un día espléndido, un pequeño pueblo que conserva las ruinas del castillo donde estuvo prisionero Ricardo I de Inglaterra, más conocido como Ricardo Corazón de León. La vista más bonita de la ciudad la tenemos desde el otro extremo del Danubio, desde el parque Dürnstein, donde la gente aprovechaba para relajarse con los pies en el agua. Justo desde este punto capturamos la imagen del Monasterio y a lo alto se pueden apreciar las ruinas del castillo.

Aprovechamos para remojarnos los pies en el río y tras un descanso volvimos al coche con destino al Schloss Schönbühel.
Schloss Schönbühel
A 30 minutos de Dürnstein, aparcamos en el sendero que nos llevará al castillo de Schönbühel, el cual está construido en una roca que se alza a unos 40 metros del Danubio. El mejor lugar para aparcar el coche es al final de la calle Grimsing 32, en concreto aquí:

A partir de aquí hay que caminar por un sendero a orillas del rio. Desde este punto podéis obtener las mejores vistas del Castillo, merece la pena detenerse para verlo.

Tras la visita, volvimos al coche para continuar con el camino, ahora nos detendríamos en Melk.
Melk
Muy cerca de Schönbühel, a algo menos de 10 minutos, está Melk. La ciudad destaca por su gran abadía. La abadía de Melk construida en una colina, que provoca que sobresalga por encima del resto de edificios. Es uno de los monumentos cristianos más conocidos del mundo. En su interior hay una biblioteca con más de 85.000 volúmenes y cientos de manuscritos de valor incalculable.
Aprovechamos que era domingo para aparcar el coche a la entrada del pueblo en zona azul. Con la mochila al hombro, nos metimos de lleno en el casco antiguo para llevarnos una gran sorpresa, no esperábamos en absoluto que la ciudad fuera tan bonita!

Como se acercaba la hora de comer, nos sentamos en uno de los bancos del centro histórico, sacamos nuestro sobre de jamón envasado y la barra de pan para hacernos uno de esos bocadillos que de tantos apuros nos saca.Después del parón callejeamos perdiéndonos entre la gente. A pesar de ser conocida por su abadía, Melk fue una de las primeras paradas que más nos gustó.

Tras ver la ciudad, queríamos captar una buena instantánea de la abadía y una de las más conocidas, se puede obtener desde el otro lado del puente que cruza el Danubio, en el WachauArena, que dicho sea de paso, es un buen lugar para aparcar por si no queréis pagar.

Nos montamos en el coche y pusimos rumbo a los campos de exterminio de Mauthausen y Gusen. No teníamos mucho tiempo que perder, ya que los campo cerraban a las 17:30 y llegaríamos con poco margen para poder visitarlos.
Mauthausen
En 1939 prisioneros del campo de exterminio de Dachau (Alemania) fueron enviados al pueblo de Mauthausen para comenzar la construcción del campo. La zona fue elegida debido a la poca densidad de habitantes y a la gran comunicación de transportes con Linz. Comunmente en España, Mauthausen recibe el nombre de "El campo de los españoles", ya que durante el exilio de la Guerra Civil, muchos republicanos españoles fueron capturados y deportados al campo. Se estima que de los 7.200 españoles que pasaron por el complejo de Mauthausen, fallecieron más de 5.000. Las fuerzas aliadas liberaron el campo de Mauthausen el 5 de mayo de 1945, nuestra visita es justo 73 años y 1 día después del aniversario, por lo que esperamos ver algunos memoriales de los supervivientes y familiares que, año tras año, rinden homenaje a sus compañeros y familiares que perdieron la vida en este lugar.
El campo tiene varios parkings habilitados para poder aparcar sin ningún problema. Aparcamos el coche y nos encaminamos hacia la entrada. Desde lo alto del parking pudimos ver las dimensiones del complejo:
A la entrada de la oficina pudimos coger un mapa gratuito del campo y los audífonos para poder tener una visita guiada por el campo algo más libre que la que ofrecen los tours. A nosotros no nos ofrecieron la posibilidad de la audioguía porque habíamos accedido tarde como para permitirnos alquilar una, por lo que nos tuvimos que conformar con el mapa.
Precio: Entrada gratuita. Audioguía: 3€
Horario: Todos los días de 9:00 a 17:30.
Llegamos a la puerta de entrada a la fortaleza y nos viene a la imagen el momento en el que las fuerzas aliadas entran para la liberación del campo:

Como podéis apreciar, el campo no ha cambiado nada en todo este tiempo:

Llegamos a los jardines del campo, los cuales conectan la cantera con la entrada principal al campo. En estos jardines pudimos ver multitud de memoriales que recuerdan a las víctimas de la barbarie nazi.

Accedimos ahora sí a la entrada del campo, donde pudimos ver diferentes barracones donde vivían en condiciones inhumanas los presos:

Este era el único punto de acceso al campo y donde las SS mantenían a los presos formando durante horas, incluso en condiciones climatológicas adversas. Esta parte del campo se conocía trístemente como muro de las lamentaciones. Una vez los presos eran registrados y saqueados de todas sus ropas y pertenencias, bajaban al centro de desinfección, situado en la parte inferior de la cocina y de la lavandería:

En el barracón contiguo a la cocina tenemos la "prisión" del campo, resulta difícil de creer que llegue a existir una prisión dentro de otra, pero en un lugar así todo tiene cabida. En este lugar fueron brutalmente torturados los presos políticos con el fin de sacar cualquier tipo de información relevante. Lo hacían en este lugar con el objetivo de que el resto de presos no fuera testigo de las atrocidades a las que eran sometidos.

En el siguiente barracón entramos probablemente al más triste de todos, la barraca en cuyo nivel inferior se encontraban las cámaras de gas y los crematorios. El nivel superior era utilizado como lugar donde se daba cuidados médicos a los prisioneros privilegiados. A día de hoy el nivel superior es un punto de exhibición de pertencias de los presos y centro de documentación del campo. Descendimos al nivel inferior y el silencio se apodera de todo el grupo que circula delante nuestro ya que estábamos delante de dos crematorios del campo:

Continuamos hacia la siguiente habitación, se conoce como "La sala de los nombres", recoge los diferentes nombres de las víctimas que perdieron la vida en el campo.

Seguimos avanzando para acceder a las cámaras de gas. Los presos eran enviados a las cámaras de gas engañados como que iban a la zona de desinfección y cuando estaban todos dentro, un Sonderkommando (preso encargado de las tareas "especiales") cerraba la puerta herméticamente para que después otro preso introdujera el gas Zyklon B por los conductos del aire, lo que provocaría la muerte por asfixia de los que se encontraban dentro:

Una vez finalizado el recorrido por el nivel inferior, se sale a la superficie por la parte lateral del muro que rodea la fortaleza, donde encontramos diferentes memoriales:

Tras avanzar unos pasos, entramos al lugar donde se encuentra el primer horno crematorio que se instaló en el campo, comenzó su funcionamiento en 1940 y hasta la liberación del campo se mantuvo encendido.

Continuamos para atravesar una puerta y llegar a la sala de autopsias:

Volvimos a la superficie y nos situamos de nuevo en el patio central, donde pudimos ver un memorial lleno de flores conmemorando la liberación del campo:

En la parte opuesta del campo podemos visitar el cementerio, lugar donde antiguamente encontramos los barracones del número 16 al 19. En estos barracones mantenían en cuarentena a los prisioneros, finalmente parte del recinto se utilizó como campo para las mujeres. A partir del año 1961 se utilizó como cementerio para enterrar a las víctimas que los aliados enterraron en las proximidades del campo.

Para terminar con la parte interior de la fortaleza, visitamos uno de los barracones por dentro, a decir verdad esperábamos alguna reconstrucción de las literas, como ya vimos en Auschwitz, sin embargo, en Mauthausen no vimos más que las letrinas:

Salimos de nuevo al jardín y casi al final del mismo nos llama la atención que están dando misa al aire libre, nos acercamos un poco por curiosidad y vimos a un familiar de un prisionero que falleció en Mauthausen tras haber pasado un mes en Auschwitz, el preso se llamaba Cesare Lorenzi:

En el jardín podemos encontrar diferentes memoriales que hacen referencia a los presos que fallecieron en el campo:

Continuamos en dirección a la cantera, desde la que nos asomamos para ver las famosas "Escaleras de la muerte" que dan acceso a la cantera, son 186 escalones creados por los propios prisioneros del campo. Son miles de personas las que perdieron la vida construyéndolas y otros murieron aplastados por las piedras que ellos mismos subían de la cantera al campo.

A lo alto de la cantera hay una colina desde la cual muchos presos aprovechando la altura se tiraban al vacío. Los SS viendo que era un modo habitual de suicidio, a los presos que se suicidaban de esta manera los llamaban los "paracaidistas". De tal forma que al muro se le conoce como el muro de los paracaidistas.

Tras 2 horas de visita, volvimos al parking y pusimos rumbo al subcampo de Gusen, que se encuentra a 5 minutos de Mauthausen.
Gusen
Gusen es uno de los subcampos de Mauthausen, en este campo se sometía a trabajos forzados a todos los presos con unos continuos malos tratos que provocaban la muerte de muchos de ellos. Se estima que el 80% de los 5.000 españoles republicanos que fallecieron en Mauthausen, lo hicieron en aquí. Hoy en día solo encontraremos un pequeño memorial con un centro de información.
Precio: Entrada gratuita.
Horario: Todos los días de 9:00 a 17:30.
Llegamos fuera del horario de entrada previsto, sin embargo, nos dejaron acceder. Si entramos dentro del recinto nos encontraremos el antiguo horno crematorio rodeado de memoriales, muchos de ellos de españoles:

A diferencia de Mauthausen, en Gusen no hay mucho que ver a día de hoy, por lo que 15 minutos después, pusimos rumbo a nuestro último punto del día, Salzburgo.
Salzburgo
Habíamos reservado dos noches en el AMEDIA Express Salzburg Hotel, está algo alejado del centro, a escasos 15 minutos andando, pero en vista de los precios y la calidad, era la mejor de las opciones. Aparcamos en el aparcamiento reservado del hotel por 10€ el día, que en vista de lo que cobrabran en la zona azul, nos salía mejor pagar y dejarlo ahí.
Después de darnos una ducha y aprovechando que todavía quedaban un par de horas de luz, salimos directos a la calle. El hotel se encuentra muy cerca de la orilla del rio Salzach. En pocos minutos llegamos al "Puente de los enamorados", el puente está repleto de miles de candados con iniciales de parejas, desde donde tenemos una de las vistas más bonitas de la ciudad.

Cruzamos el puente para adentrarnos en el casco histórico cuando de pronto nos encontramos con la casa donde nació Wolfgang Amadeus Mozart, un lugar que es difícil fotografiar sin apenas gente y ahí nos encontrábamos nosotros, con la calle vacía:

Aprovechamos para comer en un restaurante italiano muy cerca de la casa, en concreto en el "Pizza & Pasta - Spaghetti & Co". Pedimos una pizza y un Schnitzel, para tener una primera toma de contacto con la gastronomía austríaca.
Después de la cena, dimos una pequeña vuelta por la ciudad y no tardamos mucho en volver al hotel ya que estábamos cansados de todo el día y más aún cuando nos habíamos despertado a las 5:00 para coger el avión, así pues decidimos poner aquí punto final al primer día en Austria.
Os mostramos la ruta que hemos seguido el día de hoy:
