Día 10: San Petersburgo

San Petersburgo

Nuevamente amaneció el cielo gris y con una lluvia muy ligera aunque el sol intentaba hacerse paso entre las nubes. Nuestro principal destino era el Palacio Santa Catalina, sin embargo haríamos una parada antes de llegar ya que de camino nos encontramos la curiosa Iglesia Chesme.

Iglesia Chesme

La iglesia se encuentra muy cerca de la parada de metro de Moskovskaya (línea 2, azul). Es tan pequeña y tan colorida que parece de juguete! Puede ser un poco desconocida porque no aparece en muchas guías de turismo, pero consideramos que merece la pena la parada.
Tras la visita nos dirigimos de vuelta a la parada de Moskovskaya para ver el gran edificio custodiado por una estatua de Lenin, se conoce como La casa de los Soviets. El edificio se construyó para albergar la administración del gobierno soviético, pero como su construcción finalizó justo antes de la invasión nazi, el edificio nunca llegó a utilizarse para su uso previsto.

Fuimos a la parada del autobús que se sitúa justo a la entrada del edificio. Una vez aquí, esperamos al autobús n347, que es el que nos llevará a la ciudad de Pushkin que antiguamente se llamaba Tsárskoye Seló.

Palacio Santa Catalina - Pushkin

El autobús nos deja muy cerca de la entrada al complejo que da acceso al Palacio. Por fuera el Palacio es precioso, con unos colores muy llamativos y unos jardines con la hierba cortada casi al mínimo detalle.

El complejo levantado en la mitad de la ciudad de Pushkin fue un sueño de la zarina Isabel, inspirada en Versalles, quien encargó su construcción y su principal uso fue ser la residencia de verano de los zares. El complejo está formado por varios pabellones, un gran palacio y unos jardines inmensos. En uno de los extremos del palacio ubicó la Capilla Real, con sus cinco bulbos dorados sobresaliendo de la fachada del palacio.

Para los que habíamos reservado la entrada por Internet, por aquello de evitar las colas, la entrada al palacio se hace por la parte trasera del mismo:

PALACIO DE CATALINA
Precio: 1.500 Rublos
Horario: En la temporada estival (de junio a agosto), el Palacio de Catalina abre todos los días de la semana (excepto los martes que cierra) desde las 12:00 hasta las 19:00 horas. El Parque de Catalina tiene un horario más amplio (de 7:00 a 23:00 horas). Venta de tickets online a través de este enlace: Link.

Lo primero que debemos hacer nada más entrar al recinto es cubrirnos los pies para evitar manchar el suelo:

Nada más entrar nos dirigimos a la escalera principal la primera sensación que tuvimos, gracias al blanco impoluto de las paredes y los detalles en oro, de estar visitando un lugar de cuento.

La primera parada de la visita fue el Gran Salón. Sus dimensiones son de 830 m², las paredes están decoradas con paneles de oro y unos enormes ventanales. Además el techo está decorado con el "Triunfo de Rusia".

Continuamos la visita por el Comedor de los Caballeros, la decoración es algo más modesta que la del Gran Salón. Aquí era el lugar donde comían los miembros del gobierno de Isabel.

La siguiente parada era una de las salas más famosas del mundo, el Salón de Ámbar, es la sala más lujosa del palacio y su decoración esta realizada con ámbar. Los paneles fueron un obsequio del rey Federico Guillermo I de Prusia a Pedro el Grande y fue Isabel quien encargó diseñar una sala para ellos. En la Segunda Guerra Mundial, con la rápida invasión de la Wehrmacht, los soviéticos no tenían tiempo para trasladar la cámara por lo que la taparon con papel común para tratar de esconderla. Los nazis robaron la cámara de Ámbar y la última vez que pudo ser vista fue meses antes de acabar la guerra en el Palacio de Königsberg.
En 2003 se reconstruyó la cámara. A día de hoy no permiten sacar fotos en su interior y está bastante vigilado, esto es lo mejor que pudimos sacar.

Para cuando nos dimos cuenta, la visita al Palacio había terminado, fuimos arrastrados por los diferentes tours y nos pusieron muchísimas pegas para volver a visitar todo de una forma más tranquila. Tuvimos que hacer un pequeño amago de marcharnos y cuando nadie miraba, volver a ponernos en la cola. Aún así la visita nos pareció mucho más rápida que la que podemos hacer en el Hermitage.
Después de la segunda vuelta por el palacio, salimos a los jardínes principales, la zona ha sido ampliada en varias ocasiones alcanzando dimensiones increíbles.

Para cuando nos dimos cuenta, la visita al Palacio había terminado, fuimos arrastrados por los diferentes tours y nos pusieron muchísimas pegas para volver a visitar todo de una forma más tranquila. Tuvimos que hacer un pequeño amago de marcharnos y cuando nadie miraba, volver a ponernos en la cola. Aún así la visita nos pareció mucho más rápida que la que podemos hacer en el Hermitage.
Después de la segunda vuelta por el palacio, salimos a los jardínes principales, la zona ha sido ampliada en varias ocasiones alcanzando dimensiones increíbles.

Cuando salimos del palacio, justo comenzó a llover así que como ya habíamos visto en su mayoría todo el complejo, volvimos a la parada de autobús. Cogimos el autobús número 186 que nos llevaría hasta la parada Kupchino - Ку́пчино. Aprovechamos para comer en el centro comercial que había justo al lado, mientras repasábamos la manera de ir a otro de esos puntos que no aparecen en las guías de San Petersburgo, La Iglesia de la Intercesión.

Iglesia de la Intercesión

Antes de ir a Rusia habíamos buscado en Internet qué cosas ver además de Moscú y San Petersburgo, fueron muchas cosas las que nos llamaron la atención, pero una de ellas destacó por encima del resto, no era ni más ni menos que la Iglesia de la Transfiguración ubicada en la ciudad de Kizhi, a unos 500 Km de San Petersburgo. Debido a la distancia descartamos la visita y continuamos buscando por Internet qué más se podía ver hasta que dimos con un punto algo oculto en San Petersburgo y era un clon casi exacto a la Iglesia de Kizhi, La iglesia de la Intercesión.
Para llegar a ella es necesario coger el autobús urbano número 56 que sale de la estación de Kupchino. Una vez en el autobús, tenemos que bajar en la parada Lomonosovskaya. Después, cogeemos otro autobús, esta vez el número 476, una vez a bordo y después de atravesar unos pequeños "bosques", bajamos en la parada Nevskiy Iesopark - Невский лесопарк. Si tenéis dudas preguntad al conductor por el complejo de la iglesia: Церковь во имя Покрова. El autobús para literalmente en un ensanche de la carretera, que después de bajar tendremos que cruzarla y continuar el camino hasta llegar a ver el complejo de madera. Puede parecer complicado llegar, pero no lo es en absoluto!

Fuimos directos a la entrada del complejo, a ver la principal atracción del lugar, la iglesia de la intercesión con sus 25 cúpulas.

Entramos dentro de la iglesia y babía muchos fieles rezando, no nos pusieron ninguna pega para entrar a verla por dentro. Es una visita que merece mucho la pena y que os animamos a hacerla.

Volvimos justo al ensanche opuesto donde nos habíamos bajado del autobús a la espera de que volviera a pasar el autobús 476 que nos dejará en Lomonosovskaya y una vez aquí cogeríamos el metro para volver al apartamento.
Nos había salido el día perfecto! Tal y como lo habíamos planeado y sin perdernos!